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jueves, septiembre 16, 2004

La mala hostia berlinesa o Berliner Schnautze. 

Mala hostia hay en cualquier sitio. Por ejemplo, yo muchas veces me gasto una mala hostia de la hostia. Pero lo de Berlín... ay, amigos, eso sí que es la hostia, digo, la mala hostia.

Os voy a contar un ejemplo del conocido Berliner Schnautze que tuve que padecer esta semana. El sábado me compré un pantalón negro en H&M. El domingo, cuando me estaba probando el pantalón en casa, me di cuenta de que se le pegaba toda la pelusilla que encontraba por el camino, y al rato el pantalón negro era más bien gris. Así que decidí devolverlo porque pa' qué quiero yo semejante pantalón? A todo esto ya le había cortao la etiqueta con el precio, pero generalmente eso no es un problema. Bueno, pues el martes fui a devolverlo a la filial de H&M que hay más cerca de mi casa y la cajera no me lo quería coger porque decía que estaba usado. Así que le mandé que llamara al encargado, en este caso encargada, que también me decía que no sabía lo que yo había hecho con el pantalón pero que estaba lleno de pelusilla y que por tanto estaba usado y no me lo podía aceptar.

Yo le expliqué que ése era el motivo de que lo quisiera devolver, que después de tenerlo puesto 20 minutos en casa, ya estaba que daba pena, y que por eso no lo quería, y que yo no había hecho nada en particular con el pantalón. Le dije que trajera uno de los que había en la tienda para comparar. Me lo trajo toda orgullosa para demostrarme que no estaba tan jodido, pero si se fijaba uno un poco, se veía ya que el pantalón estaba pillando toda la mierda del aire. Al final aceptó que el pantalón se llenaba de pelusilla a la primera de cambio, pero entonces me explicó que era una característica del tejido y no un defecto, y que como el pantalón no estaba defectuoso y yo lo había usado no lo podía devolver. Yo le dije que yo no había estrenado el pantalón y ella me contestó que acababa de admitir allí delante de todos que lo había tenido puesto en casa veinte minutos y que entonces el pantalón estaba usado y ella no lo podía volver a poner a la venta.

Yo no daba crédito. Valiente hija de puta. Entonces le pregunté que cantidad de minutos exacta es la que hay que sobrepasar probando un pantalón para que se considere que está usado. Y la zorra me decía que en cualquier caso veinte eran más que suficiente. Entonces me ofreció que comprara un rollo de esos para quitar pelusas diciéndome que era lo único que podía hacer por mí. Y yo dale que te pego con que el pantalón no había sido usado y que quería que me devolviese el dinero. Por supuesto, a estas alturas de la discusión, toda la tienda sabía lo que estaba pasando, y lo mejor es que había una pareja pagando en la caja, muy elegantes ellos, que le soltaron a la tía que si no le daba vergüenza, que se notaba que el pantalón no estaba usado, y que incluso en ese caso, que todo el mundo sabía que en ese tipo de tiendas a veces venden cosas que han sido usadas por las dependientas por ejemplo (yo no sé si en H&M lo hacen, pero sé que en otras de ese estilo sí), y que en todo caso esa no era manera de tratar a un cliente. Pero ni con apoyo oye. La bruja esa en sus trece.

Y yo en las mías. Le dije que quería hablar con el director de la filial, a lo que la zorra se descojonó y me dijo que estaba de vacaciones, que volviese en 15 días. Le pedí que me apuntara el nombre del director y el suyo (primero le pedí el libro de reclamaciones, pero parece que en Alemania no existe, pucha). Bueno, que salí de allí porque se me salían las lágrimas de la rabia. Porque me pregunto yo qué cojones le importa a la zorra esa, si ni es su dinero, ni nada. Si es que se la tiene que traer floja. Es la mala hostia. Y encima me quedé sin comprarme los otros dos pantalones que llevaba en la mano, no por orgullo ni nada, pero vamos, es que no quería verle la jeta a la tía esa ni un minuto más.

Y cómo acabó la historia? Pues ayer fui al H&M donde había comprado el pantalón a devolverlo y no dijeron ni mú. Cogieron el pantalón, me dieron el dinero y cada uno pa su casa.

Fue como cuando recién llegada a la ciudad me equivoqué al ir a comprar un periódico para buscar habitaciones y justo después de pagar me di cuenta y le dije a la tipa que por favor me lo cambiara, y la tía diciendo que eso era un problema porque el precio no era el mismo. Al final me lo cambió pero por el camino me llamó de todo. El Schnautze ése. Es que se ponen...



lunes, septiembre 06, 2004

Algunos datos. 

Como me veo pillada de tiempo, voy a intentar no enrollarme mucho pero dejar escritos datos importantes. Por ejemplo 99,5 que son los kilómetros que me marqué el domingo pasao. Yo no sé si a vosotros os impresiona, pero es igual, porque me impresiona a mí, y eso basta. Fue por Mecklenburg-Vorpommern, que es otra land de por aquí, de lo que era el este. Ya me diréis que nombre de mierda, oye, que aún no me sale ni la mitad de las veces. A pesar del nombre es una región muy bonita donde además los supermercados abren los domingos, no me preguntéis el porqué. Parece éste un dato de poca importancia, pero no lo es para mí, porque si se pretende que yo rinda en la bici no hay nada como hacer unas paradas de vez en cuando y ofrecerme una Schweinohr (oreja de cerdo) que son las palmeras esas que comíamos cuando íbamos al instituto, o una ensaimada, si se tiene la suerte de encontrar una, y otros manjares parecidos.

Eso fue hace dos fines de semana en Meckd!*?-forpomes, y este finde estuvimos de ruta por Brandenburg. Creíamos que con los 10 o 15 seen que llevábamos visitados, íbamos por la mitad, pero el sábado por la mañana en la radio descubrimos que en Brandenburg hay 3000 (tres mil)!!! Y un montón de estos de tamaño nada despreciable. Así que nos lanzamos a la carretera a por ellos, aprovechando, eso sí, que unos amigos con un bungalow de cuando la DDR a la orilla de uno de los lagos, el Grimnitzsee nos invitaros a pasar el finde con ellos. Tuvimos suerte y llegamos allí-después de hacer unos 50 km en menos de tres horas- justo cuando las truchas terminaban de hacerse en la barbacoa... ay... es lo máximo... me encanta esto de hacer barbacoa, pero si encima es con peces, es lo mejor. Y a la vuelta cayeron otros 75 km... y sólo me duelen las muñecas, ole!

Sé que parece difícil de creer que yo sea capaz de tal esfuerzo. Mi truco es que me voy cantando para animarme. Canto por ejemplo: "soy evaristo, el rey de la bicicleta.... cuánto más necesito para ser dios, dios, dios?" o "you are the biking queen, young and sweet, only tweenty something..." jajaja. Y me descojono yo sola, claro.

Y hablando de canciones, una amiga me comentó hace un tiempo la interesante historia de una canción por todos conocida "la cucaracha". Podéis leer acerca de la evolución de los textos aquí. Yo de momento os dejo con esta preciosa estrofa, que me ha impactado:

De las costillas de un moro
me atrevo a formar un puente,
para que pase la España
y su ejército valiente.


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