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lunes, mayo 24, 2004

Cuatro días que cundieron como una quincena. 

Pues sí, así fue este fin de semana largo que comenzó a las nueve de la mañana en mi casa con un mega-desayuno colectivo a base de smoothy (batido de frutas varias que el gringo suele hacer con leche o zumos, y que últimamente hace con una leche de soja y arroz, yo no me puedo imaginar nada más vomitivo pero a la gente le encanta) y bollería varia. En cuatro días nos hicimos más de 200 km en bisicleta (os juro que de tanto oírlo ahora me suena mejor bisicleta que bicicleta, y ya no sé como es la palabra real para bisicletistas), más de 300 km en tren, nos dimos un chapuzón en el ostsee, es decir, el mar báltico y cruzamos a Polonia a comer unas salchichas. Nos lo pasamos pipa. Perdí las gafas pero las encontré y perdí el reloj, pero no lo encontré.

Lo de la bisi no salió mal del todo, íbamos equipados con unos mapas especiales para bisicletistas (no digáis que no mola) que al principio nos pusieron alguna que otra dificultad. Vamos, que no me imagino que bisicletas mágicas tienen los que los construyeron porque por los caminos que a ellos les parecen mogollón de adecuados, nosotros nos los hacíamos arrastrandolas jodidísimos porque eran todo arena. Pero en uno de esos caminos-putada encontramos "el cruce", ése en la que pasa todo porque todo el mundo perdido aparece por allí. Nos sentamos en él a tomar un tentempié y casi nos morimos de risa. Apareció primero un carro tirado por un caballo en el que iban cuatro teutones borrachines (es que el jueves celebraban la ascensión de cristo y a la vez el día de los hombres, y se pillan unas...). Eran jovencitos, sobre los treinta y llevaban el carro cargado de cerveza. Les preguntamos que cómo salíamos de allí a lo que nos dieron unas indicaciones un poco confusas. En ése momento apareció también un Trabi, que es un coche de esos que se gastaban en la RDA, pero no se detuvieron, parece que sabían donde iban. Un poco más tarde una pareja de paisanos en bici que todavía nos confundieron más. A continuación otra pareja de bisicletistas perdidos a los cuales les trasmitimos la información confusa recién adquirida y se fueron por uno de los confusos caminos. Al poco vuelve el Trabi y se va en otra dirección. No dábamos crédito a tanto movimiento en mitad de la nada. Pero lo mejor es cuando vuelven los del carro con información contrastada del mejor camino pa salir y en medio de la explicación al caballo le entra un apretón, o que sé yo, y se vuelve loco y se lanza al galope por los caminos mientras que los chavales intentan no salir despedidos del carro agarrándose como podían. Así que nos quedamos con la información medias y salimos arrastrando la bici en la dirección que nos dio la gana.

Nos hicimos unas comiditas camping total: spaguetti carbonara, burritos, pan con chorizo, etc. Acampamos al lado de un lago, al lado del mar y en medio del bosque. Sólo la primera noche fue tranquila porque la segunda hubo un huracán, que si no es porque comemos como guarros y no hay huracán que nos mueva, salimos volando, y la tercera llovió todo lo que quiso. Nos comieron los mosquitos y las garrapatas, pero seguimos vivos.

La experiencia de cruzar a Polonia fue muy enriquecedora, se nota que ya están en la UE. A mí no me dejaban pasar porque sólo llevaba el DNI y era española y me decían que pa los polacos no era suficiente, que necesitaba el pasaporte. Eso me contaban los policías alemanes. Y nosotros allí intentando convencerles de que yo era tan europea como ellos, joer. Hasta que le dije al polizei que si era cosa de los polacos que quería hablar con ellos y vino el poli polaco, me preguntó que si iba a regresar a Alemania el mismo día (no, no te jode, me voy a quedar en tu país a quitaros los puestos de trabajo) y me dejó pasar tan campante.

Y a la vuelta otra. Fuimos por la playa donde había una cinta de esas de plástico roja y blanca que separa los dos países. Como el gringo ha participado en un par de campamentos "no border" pasó la bisi por encima de la cinta y siguió como pedro por su casa hasta que apareció a toda ostia un coche de la polizei impidiéndole el paso. Él les explicaba que ya no estaba en Polonia, y que cómo le iban a prohibir entrar en su país.
Pero no hubo manera y regresó. Pero justo nos encontramos con una pareja de jubiletas alemanes que también querían cruzar y volvimos a la carga, esta vez todos. La paisana dándolo todo y luego nosotros de refuerzo dando la vara con la libre circulación de personas y que nos sentíamos agraviados y que era racista y yo que sé. A los polizei otra vez que se les ocurre contarnos que ellos nos dejarían entrar en Alemania pero que es culpa de los polacos que no quieren que salgamos de su país por ahí. El gringo les contestó algo así como que "a los polacos se la come y si no, ya me dirás donde andan", pero en alemán que suena un poco más fino. Al final soltaron la frase mágica: si queréis pasáis pero os ponemos una multa de 80 euros, y dimos la vuelta. Ya de camino al checkpoint por donde luego pudimos cruzar y donde ni siquiera tuvimos que enseñar identificación alguna, aparecieron los polis polacos muertos de risa diciendo que "that is a border, ok?" y se reían, yo creo que de los polis alemanes.

Bueno, estuvo bien y fue muy intenso pero no quiero dar la vara. Eso sí, dejo por escrito la hazaña, nos bañamos en el mar que estaba a 12 grados, con dos coxones.


miércoles, mayo 19, 2004

El bodorrio 

Me marcho de puente con un par de amigos pero antes os dejo aqui un link para que ós ayude a sobrellevar el show que acontece este sábado: "Un rey golpe a golpe". A ver si nos dejamos ya de chorradas monárquicas que ya nos vale.

lunes, mayo 17, 2004

No hay quien nos pareeeeeee! 

O debería decir no hay quien le pare? Me refiero al gringo ganando entradas, claro. Puedo incluirme en el proceso porque a veces le hago un masaje en el cuello mientras marca el número de teléfono, pero la verdad es que en su última llamada, que contaré más abajo, me fui a esconder al baño porque no quería oír si hacía el ridículo. Así que voy a ser justa y a reconocerle todo el mérito: hala, tío, eres un monstruo!

Pero voy a ir por orden cronológico. Ha sido una semana intensa. El miércoles fuimos al b-flat a una jam session, es gratis y ocurre todos los miércoles.Está muy bien. Además nos juntamos nueve amiguetes y eso mola ganso. El jueves que me lo iba a tomar de relax, al final fuimos a jugar al ping-pong con el nuevo set comprao en el lidl o en el aldi, no sé. Podéis pensar que eso no es tan estresante, pero es sólo porque no conocéis al gringo enfrascado en actividades tales como andar en bicicleta, conducir, y según acabo de descubrir, jugar al ping-pong. Creo que es lo que se llama "driver's anger" y en casos como el que describo, se puede emplear una expresión con un sentido más extenso, digamos "fucker's anger", no porque le entra cuando está fucking, sino porque le convierte en un fucker con todas las letras. Nada más llegar empezamos a discutir, porque en mi mundo, cuando sacas tiene que botar una vez en tu lado y otra en el campo contrario en el cuadrante opuesto, es decir, en diagonal. Pues en su mundo no. Voy a buscar en el google, por ejemplo "real academia española de tenis de mesa". Sí, aquí está el reglamento. Leamos:

2.6.1 El servicio comenzará con la pelota descansando libremente sobre la palma abierta e inmóvil de la mano libre del servidor.
2.6.2 Después, el servidor lanzará la pelota hacia arriba lo más verticalmente posible, sin imprimirle efecto, de manera que se eleve al menos 16 cm tras salir de la palma de la mano libre y luego caiga sin tocar nada antes de ser golpeada.
2.6.3 Cuando la pelota está descendiendo, el servidor la golpeará de forma que toque primero su campo y después de pasar por encima o alrededor del conjunto de la red, toque directamente el campo del receptor; en dobles, la pelota tocará sucesivamente el medio campo derecho del servidor y del receptor.

Flipante. Mi ignorancia, digo. Y yo to la vida jugando mal. Lo de los 16 cm no lo consigo en la vida, y además ahora tengo que darle la razón al chorizo ése. A veces valdría más no tener google y vivir en la ignorancia, ay.
Por cierto que no jugamos en las mejores condiciones porque la mesa está en una calle en la que hace bastante viento, y es una de esas de cemento por lo menos, con la "red" de metal. Está en una especie de plazoleta cerca de casa en la que además hay una construcción altísima de esas para que se maten los niños. Es tan alta que yo no fui capaz de subir ni un tercio porque me cagué de vértigo. Lo mejor fue cuando llegó una peña de macarrillas de entre 8 y 15 años. Nada más verlos yo ya me imagine que se iban a sacar un porro, o a ponerse a esnifar pegamento de una bolsa o algo así. Pero no. Empezaron a subirse al primer piso de la construcción y a saltar al suelo dando mortales hacia atrás, ora planchado, ora agrupado. Acojonante! Y luego en el suelo ayudándose unos a otros. Parecían un circo. Tardamos unos minutos en poder cerrar la boca. Concluimos que pertenecían a un club de gimnasia, o será que todos los niños de Neukölln pueden hacer esas maravillas?

El viernes aparecimos en el Mudd Club para ir al concierto de Kultur Shock. Joer, pedían 10 euros por la entrada, así que el gringo preguntó a las saladas de la puerta si estaba Billy por ahí, y le fueron a llamar. Yo otra vez que me escondí detrás del quicio de la puerta... es que a mí estas cosas me dan un poco de rollu... Al final apareció nuestro nuevo amigo e hizo lo que pudo, que no fue poco, consiguió que entrásemos los dos por el precio de uno. Thanx, dude! El concierto muy parecido al del lunes salvo que esta vez había mucha más gente, y que muchos decidieron quitarse la camiseta, lo cual no ayuda mucho a pasarlo bien, pa mi gusto.

Joer, lo que me he enrollao. Si yo lo que iba a contar es lo de las últimas entradas que ganamos. Bueno, pues fue el sábado y son para ir a un festival en el que tocan un montón de grupos, se llama Cookin' Blue Festival. El caso es que el gringo se dio cuenta de que tenía tono de llamada justo cuando hacían la pregunta que había que responder: cuántos años lleva existiendo radio Kanaka (radio multikulti), que es el mismo número de años que se lleva celebrando ese festival. Ahí fue cuando yo me piré pal baño porque pensé que iba a hacer el ridículo en antena. Pero no, oye, el tío tiene una potra, va y dice 10, y acierta, tócate las narices, que diría mi madre. Nos pusimos requetecontentos, hasta que nos dimos cuenta que las entradas eran para el viernes y no para el sábado, que es cuando toca Orishas. Además este fin de semana es puente aquí y nos queremos escapar en bici, si el tiempo lo permite. Así que alguien irá por nosotros.


miércoles, mayo 12, 2004

Por la cara 

Voy a hacer recuento de todos los espectáculos a los que hemos ido invitados por la alegría con la que el gringo levanta el teléfono cuando oye la palabra regalo, y la generosidad de radio multikulti, que por cierto se puede escuchar on-line, creo. Como también se puede escuchar on-line kpfa, que se hace desde Berkeley y también es muy interesante.

La primera vez que ganamos entradas en la radio fue para ir al cine a ver Kroko. Es una película alemana, rodada en Berlín, de la cual yo había visto el trailer y no estaba del todo convencida de querer verla. Va sobre una guaja que vive en Wedding y tiene el típico look ghetto, maquillada y con pendientes pero de chándal, siempre de blanco o rosa, comiendo chicle y fumando un cigarrillo, y con una mirada de mala ostia de esas que a mí me ponen a temblar. Un día coge el coche de un amigo borracha y atropella a un ciclista (lo cual ocurre con frecuencia, el año pasado en el primer semestre murieron 21 personas en bici en Berlín, acojona, eh?). La condenan a un montón de horas de trabajo social, concretamente ayudando en una vivienda de gente con síndrome de Down. Sí, yo también pensé que iba a ser una pastelada, pero no, no sé como lo hace la directora (es su primera película) pero consigue que todo sea realista, moderado pero no aburrido y muy interesante. Ninguno de los actores había trabajado como tal antes excepto los que tienen el síndrome que pertenecen a un teatro de aquí. La dirección de los actores es buenísima. Últimamente he visto unas cuantas pelis alemanas y recomiendo también Gegen die Wand, la ganadora de la Berlinale de este año, que también es un reflejo interesante de la sociedad turca en alemania, un poco dura en algunas escenas. Si alguien quiere aburrirse en el cine que vaya a ver Schultze gets the blues que tiene una muy bonita fotografía y expresa con una efectividad pasmosa lo aburrida que es la vida en un pueblo perdido en el este de Alemania donde no hay absolutamente nada que hacer. Pero la peor de la temporada germana es Was nutzt die Liebe in Gedanke de la que paso hasta de hablar porque es mala y además tiene pretensiones de peliculón que es lo que más me jode.

También ganamos entradas para ir al teatro, pero estas tenían truco, tuvimos que ir al sábado siguiente a hacer una crítica en antena. Lo peor es que la obra Arabesk no nos gustó nada, aburrida, chistes ingenuos, etc, pero estaba hecha por dos chicas de origen turco lesbianas y emancipadas, y eso hay que apoyarlo aunque el resultado no fuese tan bueno. Como fue la premier hubo comida después, y eso sí que estuvo genial. Además en la radio nos pidieron que no hiciésemos una crítica demasiado negativa porque tenían más entradas para regalar y si no, no llamaba nadie y como al gringo un micro le da alas, pues le dio la vuelta a la tortilla y lo que en un principio era una crítica absolutamente sosa del machismo, se convirtió en su boca en un espectáculo apto para toda la familia. Las entradas costaban 13 euros que me alegro un montón de no haber pagado y la representación fue en el teatro zerbrochenen Fenster, un sitio interesante y no demasiado lejos de casa.

Y radio multikulti nos ha financiado ya dos conciertos que pueden convertirse en tres este viernes. El primero fue el de Culcha Candela que ya conté. El segundo fue este lunes en el Al Globe en Potsdam, es decir, a tomar pol culo, llegué a casa casi a las 2 de la mañana y al día siguiente currando como una campeona. Mereció la pena. Tocó Kultur Shock, un grupo de Seattle (la pregunta en la radio era en que estado estaba Seattle) formado por un japonés, dos bosnios, un búlgaro y dos americanos. Hacen música de los balcanes pero muy cañera. Al terminar el concierto, en el que seríamos unas 50 personas, el gringo se lanzó a hablar con el tío que vendía los cds, Bill, que resultó haber vivido en SanFran durante 20 años, así que allí se liaron a hablar de bares, de gente, de casas... bueno, yo también metí baza y me sorprendió que Bill pensase que yo era alemana, como puede ser que no reconociera mi acento español? Estábamos hablando inglés. Bueno, cuando le conté que era española nos dijo que también había vivido en Barcelona un año. Resulta que es el dueño de la firma de discos que había producido el de Kultur Shock, Kool Arrow (como me decía él Kulero). Coño, acabo de visitar la web de la compañía y tienen discos de 7 notas 7 colores y control machete, joer, que guay. Bueno, Bill nos invitó a unas birras, un tío guay, y por desgracia nos tuvimos que ir porque luego no teníamos como volver en un tiempo aceptable a casa, que como he dicho yo tenía que currar. Pero si todo funciona bien, el viernes vamos a verles otra vez en concierto en el Mudd Club, Bill ha prometido colarnos, a ver si funciona y os lo cuento. Sería el tercer concierto que nos "paga" la radio.

martes, mayo 04, 2004

Uno de Mayo 

El Sábado fue uno de Mayo, y eso en Berlín es la caña. Seguro que habéis visto algo en las noticias. Yo pensé que no iba a participar en la fiesta porque estaban los suegros de visita, pero conseguimos despacharlos a tiempo e ir a jugarnos la vida para que yo os lo pueda contar hoy aquí.

Pero primero voy a contar el bonito paseo que dimos en bici por la mañana desde casa al Teufelsee, Grünewald y Wannsee. En total unas tres horas y media de paseo, pero muy bien. Le he comprado por el cumple al gringo un mapa de Berlín con información para ciclistas, los mejores caminos, calles y carreteras para moverse por la ciudad y alrededores. Está bastante bien. Parece que entre el gringo y yo se ha establecido una tradición de regalar al otro sólo cosas que uno mismo quiere. Podréis pensar que es egoísmo puro pero a mí el concepto me parece bueno. Por supuesto que también tienen que ser cosas que al receptor también le molen. Pero a lo que iba, que el gringo inauguró la temporada dándose un chapuzón en el Teufelsee. A mí me apetecía mucho, pero lo de ponerme en pelotas delante del suegro como que me dio cosa y pasé. Creo que hice bien porque luego el tío me estuvo contando que había vuelto a releer este libro que había comprado hace tiempo sobre porqué a los hombres les gustan las mujeres menores de 30. Una risa con él, no se corta un huevo, si no es porque apareció su mujer no sé a donde iba a parar la conversación.

Pues sobre las seis y pico nos pusimos en marcha hacia Kottbusser Tor, Adalberstrasse, Oranienstrasse... al “myfest”, si hacéis clic en el link veréis la cantidad de escenarios que había con música, además de eso, gochadas para comer, que si un crep, que si una wurst... La mayor parte del tiempo estuvimos en el Kreuzberg Museum donde vimos a Dikanda, que son un grupo polaco con violín, acordeón, percusión, guitarra y contrabajo compuesto por tres chicos y dos chicas. Cuando las chicas sueltan los instrumentos y se ponen a bailar tiembla el pavimento. Genial. También vimos un grupo de punkrock de chicas que no me moló tanto, así que no os lo cuento. Había un montón de gente por todos lados y todo transcurrió muy pacífico y eso que la presencia de 15000 policías disfrazados de arriba abajo como si estuviéramos en guerra ponían de mala ostia hasta al más pacífico. Yo nunca había visto algo tan ridículo, los cabrones se colocan en grupos de 20 por cada esquina, parecen los teletubbies, con unas marcas en la espalda a modo de cuadrado, cuadrado con rallas horizontales, o verticales y pijadas así. La policía cortó el tráfico por esa zona, así eliminaron uno de sus principales problemas, que la gente cortaba el tráfico (?) A pesar de tanta polizei, se podía ir con la bici a toda leche por la acera, fumar porros, tirar basura por doquier... ahora, si les daba, te pedían el carné de identidad, yo creo que es que se aburrían mucho. La calle de delante de mi casa estaba abarrotada furgones de la policía de esos que son como tanques.

En otro de los escenarios estaba el jinete de los discos, PR Kantate (lo siento pero sólo cuela en inglés, en cualquier otro idioma es una paletada) también la bomba, cantando y bailando con todo el mundo. El probe está gafado porque otra vez que se jodió el sonido y le saltaba el cd, jeje, pero otra vez que le echó energía y nos puso a todos a dar botes “YO, YO!!!”. Cada vez me gusta más.

Como véis todo muy familiar y divertido, hasta que a las once o así vamos a dar una vueltina para ver que “tranki que está todo, oye!” y cuando estamos en mitad de Oranienstrasse una marea de gente perseguida de una marea de maderos aniquiladores aparecen corriendo hacia nosotros. Entonces fue cuando casi me cago en los pantalones. Por supuesto que nos dimos la vuelta y echamos a correr, pero yo medio confundida como que no sabía si era mejor correr a toda ostia hasta el final de la calle o apartarme hacia un lado, y me quedé un poco bloqueada. A todo esto el gringo ya había desaparecido, que pa eso tiene ese cuerpo de atleta, y menos mal que me cogió nuestro amigo inglés y me llevó con el hacia un lado. Yo temblaba (a mamá ya se lo conté yo a mi manera, así que ni palabra) y sólo decía “oh, my god! Oh, my god!” “I am completely scared”. Yo creo que es porque he visto un par de veces ese programa de la MTV de “Scare Tactics” donde montan un pifostio de la leche para acojonar a alguien y normalmente la broma se acaba cuando la víctima confiesa que está cagadita, así que a lo mejor en mi subconsciente esperaba que al decir que me lo hacía encima todo terminase, pero claro no fue así.

Durante los siguientes veinte minutos permanecimos allí siendo testigos del más ridículo de los juegos con total protagonismo de las fuerzas de seguridad del estado a las que todos pagamos para que se lo pasen bomba acojonando al personal. A mí no me digáis que no, que yo era de las que pensaba “pobres polis, seguro que ellos prefieren dar vueltas en el coche vigilando que nadie se salte un semáforo en rojo”, pero no, estos cabrones lo pasan bomba y además no tienen mucho que perder. Porque los otros están igual de gilipollas, pero al menos cobran unas buenas ostias. Bueno, da igual, que es algo ridículo y peligroso y que yo estaba allí abrazada a Alex como las mozuelas en las pelis de terror. Para colmo al poco entraron los tanques esos y todo el mundo se tuvo que amontonar contra los edificios, con lo cual se nos pusieron por delante unas cuatro filas de personas, con la buena suerte que los polacos simpáticos que teníamos delante no dejaban de llamar fascistas a los polis. Tenían su chispa, cuando se enteraron de que era española empezaron a decir “this is like a corrida, ole, ole, juajuajua, europa, europa”, vaya cabras. Un poco después comenzaron el barrido, un grupo de polis iban barriendo a la gente de los laterales a ostias claro, y otra vez todos a correr, sólo que éramos tantos que no se podía uno ni mover, y a mí me pillaron de espaldas y casi me caigo y entonces sí que no lo cuento. Pero hice un movimiento magistral y me conseguí dar la vuelta, agarrarme otra vez al pobre Alex y echar a correr. Mientras el gringo se había atascado en un portal e intentaba convencer a un par de polis de que le dejasen salir hacia el otro lado, que no había gente y se iba más rápido... le cayeron un par de ostias por tener ideas propias.

En este momento mi grado de acojonamiento llegó a su tope y sólo me quería ir a casa pero ya mismo. Sólo que no nos dejaban salir de allí, al final lo conseguimos, por supuesto, y ya en frío tengo que reconocer que me alegro de haberlo vivido, pero que creo que con una experiencia de estas basta. Así que en el futuro intentaré evitar este tipo de situaciones.

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