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martes, enero 27, 2004

Lost in translation. 

Hoy no voy a contar las últimas aventurillas, que las ha habido. No, hoy voy a hablar de cosas serias: de las relaciones de pareja, de la convivencia, de las dificultades de la comunicación en distintos idiomas...

La inspiración surge de uno de los varios conflictos que he tenido en los últimos días con el de los schoko. Probablemente uno de estos días se cumpla un año desde que empezamos este intercambio cultural, porque nuestra relación es básicamente eso (no voy a detallar a qué nivel tiene lugar el intercambio para no joderlo, que me quedó muy bonito). Digo que probablemente nuestro “aniversario” sea uno de estos días, porque no tenemos ni idea, ni él ni yo; nos la pela a los dos, que pa’ eso somos igual de cafres. La mayor parte del tiempo nos comunicamos en inglés y no voy a negar que he aprendido alguna que otra cosilla, pero creo que sobretodo ha aprendido él: ha aprendido a entender mi inglés, que gramaticalmente y tal, no es de lo peor, pero la pronunciación, como diría mi hermano, clama al cielo! Lo peor es que yo cuando oigo a mi compi tailandesa hablar inglés me pregunto si no se da cuenta de que la letra h no se dice ash y que no hay quien la entienda, que el otro día hablando con ella por teléfono yo no era capaz ni de sacar el topic por el contexto, oye, y eso en una conversación entre dos personas es más bien ridículo. Al final nos entendimos y después junto con el gringo deducimos que la palabra clave que ella utilizaba y yo no entendía era wage sólo que pronunciada güeit y así no hay quien pueda.

Pero centrémonos, porque esto era para rajar de mí misma y estoy poniendo a la pobre chica a caer de un burro. Yo tengo también mis momentos, como por ejemplo cuando al llegar a gringolandia, decía que era una foranger cuando quería decir foreigner, claro, o que alguien era un retired bitch en vez de retarded bitch. El tonto este para que quería más, se pillaba unos descojones que se ponía malo.

Pero el mayor fallo, por largo y por su influencia en nuestra relación, es el que descubrí el sábado. El gringo me soltaba muy a menudo cuando terminaba de contarle cualquier hazaña del tipo “en clase de alemán nos mandaron leer un texto y acabé la segunda” (la primera era siempre Geri pero no cuenta porque casi siempre inexplicablemente lo tenía mal) “hoy comí ensalada” (yo soy así de pesada y cuento cualquier gilipollez... pero ya me conocéis) un “good for you” que al principio me confundió un poco. Pensé: querrá decir “bien por ti” o “bien para ti”? Hice un análisis exhaustivo: lo dice muchas veces y acabamos de empezar la relación, así que no será tan cabrón, y luego ese tono de “go for it! we are the best!” americano, nadie lo usaría para decir que te importa un pito lo que te acaban de contar, no? Así que deduje que inequívocamente aquello significaba “estoy orgulloso de ti”, “bien hecho”, y no “me la trae al pairo”, “que pijaes me cuentas”. Y así hasta el sábado. Confieso que en algunos momentos las dudas volvieron, pero juro que si incorporas a tu vida ese espíritu gringo, que a veces me da ganas de vomitar, la primera interpretación cuadra en todas las situaciones.

Hasta que después de varios meses me dio por preguntar, exponiéndole, eso sí, mis dos teorías, no fuese a pensar que no me había dado cuenta de que había dos posibilidades. El muy cabrón estuvo a punto de colarme “el bien por ti” pero no aguantó la risa y acabó confesando que ya se había dado cuenta de que yo no lo entendía bien, porque si no, no entendía que cada vez que me mandaba a tomar po’l culo con la famosa frase, yo exhibiese una sonrisa de oreja y oreja y le obsequiase con un beso.

Ridículo, eh? Me lo tomé con alegría porque con un mosqueo a la semana tengo bastante y el de la semana pasada ya había tenido lugar. Si es que me los busco yo solita! Hay una fiesta el viernes de uno de sus compañeros de la uni. Se supone que yo voy a ir, pero sólo se me ocurre en el desayuno como una gilipollas preguntarle: me llevas a la fiesta? Y él pa’ que quiso más, aprovecho la ocasión y dijo que le apetecía ir sólo. Me puse loca, claro, y luego ya no hubo manera de arreglarlo. Así que cuando volvió a casa a las 6 de la mañana (os lo podeís creer? Y eso que la fiesta había sido más bien aburrida, según dijo) yo me levante a desayunar con él y a tocar los cojones ya de paso. Lo peor es que a mí no me apetecía mucho ir a la fiesta porque estaba cansadísima, pero lo de que no me quisiera llevar... bueno, al final nos arreglamos.

Esta semana ya llevamos una movida, y eso que estamos a martes. Como siempre la culpa es suya ;-) Sólo se le ocurre meter a mi compañera de piso con su laptop, que es de la primera generación de portátiles que salió en Alemania, en la habitación a las 10 de la noche para configurar su conexión a internet. Según él no me querían molestar y yo no tenía que haber metido baza, pero resulta difícil si según entran te preguntan dónde está el cd de la deutsche telekom (que sólo oir el nombre me pone de una leche...) y luego te preguntan qué hay que hacer para instalarlo, no voy a decirles que se busquen la vida, así que acabé sentada delante del dinosaurio ése intentando cosas que no funcionaron y de muy mala leche, porque yo quería leer mi libro y dormir tempranín.

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