<$BlogRSDUrl$>

lunes, marzo 08, 2004

Kiki & Charlie 

Otro finde, otro concierto, otra aventurilla. Y éste sí que estuvo a punto de no pasar, pero pasó. Yo diría que pasó porque yo suelo tener suerte, pero acabo de leer en un artículo que eso de la suerte no existe, que lo que existe es más bien el talento de crearse oportunidades y además aprovecharlas. Pues vale, otro talento más que me descubro ;-)

Todo empezó hace unas semanas cuando vi anunciado en el Zitty un concierto de KIKI Veneno y dije “joer, que coña tienen algunos grupos para escoger su nombre, serán españoles?”. Soy tan gili que no se me ocurrió que podía ser un error de imprenta. Pero el jueves fuimos al cine a ver “Kroko” (a ver si escribo sobre cine uno de estos días...). Resulta que el cine y el club donde se supone que tocaba Kiki están en el mismo edificio compartiendo café, así que me di de morros con el anuncio del concierto de Kiko Veneno y Charlie Cepeda (nombre que no había oído nunca). Creí que me daba mal, y yo ya había invitado a unos cuantos amigos a casa a cenar el sábado! Empecé a dudar, que hago? Le digo a la gente que se venga cenar el domingo? Joer, cuesta 15 euros! Y encima en el Quasimodo, que es un chiringuito en el que ya estuve hace mucho en un concierto y el ambiente no me moló mucho...

Dudando, dudando, llegó el sábado y yo ya estaba totalmente motivada para ir al concierto cuando al llamar para preguntar como van con las entradas nos dicen que está AUSVERKAUFT! Cago en tó! Y ya habíamos aplazado la cena y convencido a dos amigos para que vinieran con nosotros al concierto! Nos dijeron que a lo mejor había alguna entrada en la puerta, que fuésemos pronto. Así que pa’llá fuimos los cuatro a papar frío delante de un portero de esos de “NEIN, NEIN, no hay ninguna posibilidad de conseguir una entrada, ni ahora ni luego, NEIN, NEIN, lo siento mucho”. Y con nosotros papando frío otros tantos. Cada uno intentaba su jugada. Había un grupo al lado nuestro que tenían un carné de prensa, sí vale, pero eran como 8 personas. Otro paisanín que encontramos decía que conocía al manager, así que me pegué al él a darle la chapa, estaba en Berlín de visita y había visto lo del concierto por casualidad. Apareció el manager de Kiko y efectivamente, éste chaval y sus amigos entraron. Hizo un intento de meternos a nosotros, dadas mis súplicas, pero no coló. Entonces, éramos dos tíos y dos tías, fue cuando solté aquello de que si hubiéramos estado nosotras solas lo hubiésemos conseguido. No sé si se lo creyeron o si simplemente estaban hasta el pito de pasar frío, el caso es que los dos hombres del equipo se retiraron al café a beber una cerveza y dijeron que si conseguíamos entrar no nos preocupásemos por ellos.

Apareció un chaval muy majo, que más tarde se reveló como un posible suplente de Kiko porque no sólo se sabía letras de todas las canciones sino que también aportaba su propia escenografía, preguntándole al portero que cuanta gente entraba en el local. Sólo que lo hacía en un alemán muy chungo y el portero le contestaba que con esa entrada sólo 1 persona. Al tercer intento de expresarse y ya bastante quemao, le suelta en un español impoluto “en el garito, coño? Qué cuánta gente entra en el garito??” y no me digáis como lo entendió pero enseguida le contestó “dreihundertfünfzig”, es decir, 350.

A los pocos minutos un sevillano practicando su inglés intentaba convencer a nuestro casi ya amigo de la puerta de que conocía al guitarrista, a un tal Charlie. Quería que le avisaran que un hermano de su amigo, o algo así estaba en la puerta. Al final lo consiguió y apareció nuestro Charlie, un chavalete muy majo que se alegró mucho de encontrarse con el hermano del amigo del amigo de su hermano y dijo que por supuesto que les pasaba al concierto. Entós yo empecé a gritar “Charlie, tío, y nosotras qué? Qué ya no hay entradas! Mira a ver!” Le dimos un poco la vara y dijo que vería lo que podía hacer, y lo hizo. Volvió a los dos minutos diciendo que podíamos pasar, que le diésemos el nombre a una rubia petarda que había allí. Así que pasamos, gratis, como invitadas especiales. Dentro vimos a Charlie y le dimos las gracias, yo también intenté un “tengo dos amigos que se han quedado fuera...” pero ya no coló. Bueno, al final esos dos también consiguieron entrar pero pagando y sólo porque al final dejaron pasar a toda la gente que había aguantado en la puerta hasta entonces. Nosotras comentábamos que majo había sido Charlie guitarrista, sí, bueno, ya será menos, será el que afina las guitarras y tal. Y cual sería nuestra sorpresa cuando empieza el concierto y allí están los dos “Charlie” Cepeda y Kiko Veneno. Qué cortitas somos, oye, que lo de asociar “Charlie” el guitarrista con el Charlie del cártel es de un difícil...

Y éste Charlie, que yo pensaba un desconocido, resulta que (acabo de buscar en el google) es el guitarrista habitual de Kiko, es uno de los productores de “Las niñas” y padre de una niña con Alba Molina, una de las susodichas, entre otras cosas. Yo sólo sé que tocó genial y encima enrollao. Gracias. Por cierto que a las niñas esas me las ponen todos los días por la mañana en radio multikulti, será que vienen de gira? Personalmente me parece música un poco cutre, pero sólo conozco una canción.
Kiko también lo bordó y se marcó un par de chistes bastante buenos, como por ejemplo, cuando una chica que yo conozco al darle la mano cuando se estaban despidiendo del público al final del concierto le dijo “Joselito” a lo que Kiko contestó “Kiko”.

lunes, marzo 01, 2004

Que pasó? Que pasó? La policía llegó 

En esta ciudad hay policía por todas partes o al menos por todas partes a donde yo voy. Me los encuentro una o dos veces cada mañana cuando voy al trabajo, lo cual ha reducido a niveles mínimos mi costumbre de saltarme semáforos. También me los encuentro cuando vuelvo del trabajo en muchas ocasiones. En la calle principal cercana a mi casa hay siempre un coche de la policía aparcado en segunda fila. Supongo que es porque vivo en un barrio conflictivo, aunque yo nunca veo que pase nada. A mí me estorban bastante, y después de estudiar sus últimas actuaciones...

Hace dos semanas unos amigos hicieron una fiesta en casa. A la hora de haber comenzado llegó la policía a tocarnos los güevis, porque dudo que subiesen a otra cosa. Teníamos la música bastante alta, que pa eso habíamos llevado desde casa el super-equipo de música que el Gringo se compró con su primer sueldo hallá por los 80, ahora ya no los fabrican de ese tamaño. Sólo nos dijeron que cerrásemos las ventanas y ni siquiera lo hicimos, pero no volvieron más. Bueno, le dio color a la noche y tampoco fue pa tanto.

Lo peor fue este sábado. Ganamos dos entradas para un concierto en radio Multikulti para ver a uno de esos grupos que habíamos visto en verano de chorra y que nos dejó marcados “Culcha Candela”, así que después de una cena impresionante en casa de una amiga, nos la llevamos al concierto. Estaba lleno de guajines entre 16 y 18 años y no pintábamos mucho allí. El concierto no acababa de empezar (últimamente todos los conciertos a los que vamos empiezan con más de dos horas de retraso (¿?)) y nos sentamos en una mesa en una estancia un poco separada de la principal a esperar cuando de repente unos seis policías con linternas en la mano aparecieron montando un show increíble. Dejaron a dos custodiando una salida de emergencia que teníamos al lado y siguieron por el local. Yo pensé que era una chorrada de esas de la cámara oculta (es que desde que tenemos cable me trago muchos de esas reality-series, tengro que escribir al respecto, sobre todo las de la MTV). Después de un rato y con miedo de estarnos perdiendo algo, fuimos a la sala principal y nos encontramos con unos 100 policías repartidos por ella, encendieron las luces, pero la música seguía sonando y los yogures bailando. Algunos policías iban de un lado a otro buscando por el suelo (drogas?) otros cruzaban los brazos a lo “que fuerte soy”, fruncían el entrecejo y miraban de un lado a otro apostados en cualquier esquina, y otros, los más, echaban un pitu y charlaban entre ellos. A mí esto fue lo que más me molestó. Porque si hacen una redada para buscar drogas, lo menos que pueden hacer es buscarlas, no? Qué pa eso les pagamos! Pues no, muchos allí disfrutando de la música y de las adolescentes con bragas y tangas de mil colores asomando por encima del pantalón.

Yo, con la brillantez que me caracteriza, observé que al final había venido más gente de nuestra edad al concierto (no hacía falta mucha perspicacia para darse cuenta de que eran polis de paisano).
Durante un buen rato no dejaban ni ir a mear! Un poco más tarde ya se podía pero sólo si te cacheaban primero. Algún policía flipao rondaba por el local con unos guantes de plástico. De vez en cuando cogían a algún chaval y lo sacaban medio a empujones pero yo creo que todos volvían a los pocos minutos y seguían bailando. Pero cómo pretendían pillar a ningún camello con esa parsimonia!
Después de una hora y de dar la vara a algún que otro policía decidimos marcharnos porque parecía que el concierto no iba a ocurrir, pero tampoco se podía. Le explicamos a uno que habíamos ganao las entradas en la radio y que como podía observar por las trazas, no pintábamos nada allí y nos dijeron que podían hacer una excepción y dejarnos salir tras cachearnos. Sólo había un problema, nuestra amiga nos había pasado unos dosciendos gramos de chilis secos!!! Seguro que a esos tontos les daba por pensar que era una nueva droga, lo probaban y les daba mal, porque eran chilis de los que pican sólo con mirarlos!! Bueno, en realidad había otro pequeño problema, llevábamos un poco de yerba. A pesar de que había más polis que no-polis y que estaban allí para evitar precisamente que la gente que tenía drogas se deshiciera de ellas fue extremadamente fácil esconderla en un sofá. Más tarde estuvieron registrando precisamente en ese sofá pero con esas ganas que ponían no la encontraron.

Bueno, la chorrada duró más de dos horas y justo cuando mi amiga decidió irse para casa empezó por fin el concierto y fue, como la última vez, una risa. Repito que esos críos van a llegar lejos, ya tienen un montón de fans. Por cierto que es parte de la escena YAAM (young and african art market), probablemente uno de los motivos de que hubiese una redada allí. Durante el concierto, a pesar de que aún quedaban algunos polis por allí, no hubo ningún problema para recuperar la pipa e incluso fumar sin que nadie dijera ni mú. Impresionante la eficacia de la policía alemana que por otra parte no tenían nada en absoluto que hacer allí porque yo no creo que hubiese nada de nada. Los críos por estar no estaban ni borrachos.

Hubo dos cosas que no nos gustaron nada de nada: por una parte la mala ostia de la policía que se supone que son uno tipos a los que pagamos para protegernos y ayudarnos y en cambio lo que hacen es tratarnos como la mierda porque les sale del pito, cada vez lo soporto menos. Por otro, la pasividad de los adolescentes, allí los únicos un poco quemados éramos nosotros, el resto seguían tonteando unos con otros y cuando la policía (en un abuso total porque no tenían sospecha alguna) cogía a alguno y lo sacaba para cachearlo, iban sin oponer la mínima resistencia.

This page is powered by Blogger. Isn't yours?