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viernes, octubre 24, 2003

Nadando en Alemania. 

Ayer empecé un curso de natación de la universidad. Estaba muy tensa porque a mí eso de llegar a un sitio que no conoces, con gente y costumbres que no conoces, en otro idioma, a realizar una actividad que no domino en absoluto y encima sin gafas, me pone de los nervios. Pero lo supere sin hacer el ridículo gracias a todo el ridículo que hice hace algunos meses en otra piscina de la ciudad.

Por que vamos a ver, no os supondrías que en Alemania también es obligatorio usar gorro de baño en las piscinas? Pues no. Y que lo de los vestuarios y duchas funciona igual? Pues tampoco. Y no os imagináis también que en todo el mundo se aprende a nadar primero a crol? Pues tampoco. Aquí aprenden primero a braza y casi nadie nada a crol cuando van a la piscina. Así que yo era la única con gorro de baño, y nadando a crol. Vamos, que la gente cuando me vio entrar debió de pensar que era profesional, pero luego, cuando vieron las dificultades con las que iba avanzando por la piscina, pues supongo que se descojonarían.

Porque resulta que tampoco usan corcheras, ni van en fila ni nada de eso. Así que tienes que ir esquivando a la gente por en medio de la pisci, lo cual, si nadas a braza o usas gafas, más o menos funciona, pero si vas a crol y sin gafas, es una putada.
Y después de luchar unos 600 metros (yo creía que era mi límite hasta ayer mismo), salgo de la piscina y me encuentro con que las duchas están allí mismo, así que se supone que tienes que llevar el champú y la toalla contigo, o hacer lo que yo hice, es decir, que toda roxa y sofocada tuve que deshacer el camino andado para volver a los vestuarios, por supuesto me perdí, porque no os imagináis que lejos y que complicado estaba. Y con unos chavales turcos silbándome y riéndose de mí.

Bueno, ayer iba preparada para eso. Para lo que no iba preparada era para tanta caña, joer, nunca había nadao tanto y tragao tanta agua, y todo sin perder la sonrisa. O eso creía yo, pero como siempre me pasa, en un momento dado, el monitor dijo (dirigiéndose a mí) que había que nadar tranquilos, sin sufrir ni pasarlo mal. Ya me había pasao en clase de aeróbic que la monitora cada poco me preguntaba si estaba bien y si quería descansar. Es que me pongo como un fósforo, oye, y parece que me voy a quedar allí mismo. Y encima que cada vez que hacíamos una serie un poco dura, luego venia un largo a braza para descansar, y yo a braza a penas se nadar y me voy hundiendo. Pero sigo viva. Es más, aún tuve fuerzas para levantar el secador cuando llegué a casa, eso sí, jodía mogollón.

viernes, octubre 10, 2003

La burocracia y otros pedos. 

Pues iba a contar lo del cumple de Alexandra y el cocinero jordano, pero primero voy a descargar mi ira contra la mierda de burocracia por cuya culpa llevo todo el día de mala leche. He intentado ir esta mañana a renovar mi permiso de residencia, pero no he podido. La primera pregunta que me crispa es por qué tengo que tener un permiso de residencia si esto es Europa? No se supone que los trabajadores podemos movernos libremente? Al principio pensé que quieren que hagas el dichoso documento sólo como una forma más de tenerte controlado, pero resulta que es algo más porque hay que cumplir determinados requisitos para que te lo den. O tienes trabajo o demuestras que tienes dinero o apoyo económico. Lo cual quiere decir que no puedes estar en otro país de la UE más de tres meses (los que puedes estar como turista) buscando trabajo, por ejemplo. He intentado que alguien me lo explique pero nadie sabe muy bien por qué.

Bueno, una vez he aceptado que tengo que jugar a la puta burocracia, busco la dirección y me dirijo al edificio que se encuentra perdido en lo peorcito de la ciudad. Intento llegar pronto, como a las ocho y algo de la mañana, pero resulta que ya es demasiado tarde. Ya han decidido que no van a atender a más gente de unos pocos avispados que estaban haciendo cola a las 7 o yo qué sé. Así que intento conseguir información de si esto se debe a el comienzo del semestre en la uni (los estudiantes también necesitan permiso, flipante) y pregunto en la ventanilla de “información”. Allí había dos pedazo de cabrones que me preguntan “de qué país?” y al contestar que de España, dicen “habitación 57” y yo “ya hombre, si vengo de allí pero es que tengo unas...” “HABITACIÓN 57!!!!”, y yo “que ya lo sé joder, pero que quiero información” y entonces los cabrones se ponen a insultarme, me apetecía romperles la cara.

Al final conseguí ir a otro despacho en el que una tipa con un poco más de educación intentó ayudarme. Me dijo que en teoría no debería de ser por culpa de los estudiantes porque el miércoles es sólo para ellos y que lo que tenía que hacer era llamar y hacer una cita, que ya no había números para los tres días siguientes y que no podía hacer la cita allí mismo, sólo por teléfono o por correo. Qué gilipollez, no? Total que después de perder toda la mañana llego al curro y llamo para hacer la cita, pero no contestan. Genial. Otro dato, sólo abren tres días a la semana por la mañana, no se vayan a cansai.

La cantidad de dinero que se gasta en tener a jodeputas y no tan jodeputas entretenidos moviendo papeles!

Y ahora a lo de la comida. Pues que fue el cumple de Alexandra y se dedicó a cocinar todo el día con su amigo Said, de Jordania. Así que aunque eramos unos 15 en la fiesta había comida como pa 40. No exagero, fuimos al día siguiente a comer otra vez y nos llevamos una mochila llena de comida para casa y creo que aún así todo tuvo que tirar algo. Estaba todo riquísimo. Pollo con verduras y arroz, tomates y champiñones rellenos de queso y espinacas, humus, etc, etc, sólo un problema, todo tenía garbanzos. Incluso los tomates y champis rellenos estaban rebozados en harina de garbanzo. Nada, que durante la última semana no se podía parar al lado nuestro por que éramos como una luftpumpe. Si es que yo soy de la familia de mi madre, que ya se sabe que son todos unos pedorretas y el gringo de la familia de la suya o yo que sé pero lo hace bien también. Lo único que nos salva es que como éste ye muy guay dormimos todavía con la ventana abierta a pesar de que debemos de estar como a 5 grados por la noche. Y a mí me está empezando a gustar porque empiezo a creer que de verdad moriríamos asfixiados, si se nos mueren hasta las plantas....

miércoles, octubre 08, 2003

Comiditas. 

Una de las cosas buenas que tiene irte al extranjero es que, si bien durante los primeros meses te alimentas a base de arroz o pasta a la que le añades con mucha alegría el contenido de cualquier lata que haya por ahí, o lo que es peor, comida de mensa, con ganas y un poco de suerte, puedes acabar probando comidas a las que difícilmente tendrías acceso en tu pueblo natal. Y puede que incluso un día te sorprendas convertido en un sibarita, que un día disfruta de comida tailandesa y al otro de sushi.

Joer, es que llevo unas semanas... ayer, por ejemplo, llegué a casa y al chico de los schoko-croissants le había dado por hacer sushi y sopa a lo japo. Me deja impresionada. Eso sí el sushi era sólo vegetariano. Por cierto, que el otro día leímos que en algunos restaurantes de Japón, como el pescado del sushi tiene que estar requetefresco, cortan unas lonchas del pez vivo y lo devuelven a la pecera. A mi parecer es totalmente digusting. Aunque la matanza del cerdo y cosas así no es mucho menos asqueroso.

Lo de la comida tailandesa fue hace un par de semanas en una recepción que dio el ministro de trabajo de dicho país. A mi jefe le llegó una invitación y como no podía ir, me la pasó, así que me puse mis mejores galas y me llevé al de los schoko de acompañante. Creo que es en estas ocasiones es cuando debería de aprovechar para estrenar la plancha que me compraron mis padres este verano cuando vinieron de visita. Pero a quién le apetece planchar para ir a una recepción donde no conoces a nadie? Bueno, eso es lo que yo creía, porque luego resulta que había allí unos cuantos compañeros de trabajo. Creo que mi empresa tiene una colaboración con alguna uni o algo en Tailandia.

Espero que el gobierno español no haga nada parecido porque es más bien vergonzoso. Te ceban y te dan de chumar todo lo que te apetezca y a la salida te regalan un folleto con cd-rom incluido titulado “contratar a un trabajador tailandés”, en el que te los venden como si fueran mercancía, con ejemplos de cuanto le tienes que pagar a una chica tailandesa para que limpie tu casa. A ver si te animas viendo lo baratitos que te salen.

Fue todo bastante cutre. Lo más esperado de la noche era el sorteo de dos viajes de una semana a Bangkok para dos personas. Había que entregar una tarjeta de visita y como no tengo, me hice una en un momentín. Qué gran decepción cuando al final de la noche el presentador anuncia que lamentablemente en vez de dos viajes va a ser uno, en vez de para dos personas, será para una, en vez de una semana es de tres días y el vuelo en vez de desde Berlín parte de Frankfurt!! Misio, misio, no? Casi te jodía hasta que te tocase, oye. Tampoco fue el caso. También sortearon diez bolsos horrorosos, como de “seda” negra, algo así como cutre-neceseres. Suponíamos que dentro del bolso iba un vale por un masaje tai o algo del estilo, pero descubrimos que estaban vacíos porque uno le toco a una compi de curro. Parece que poco a poco todo el mundo había hecho el mismo descubrimiento porque aunque el principio incluso hubo gente que se hizo pasar por otros para conseguir uno (con el consiguiente bochorno al aparecer el verdadero Herr Hoffmann), al final no había manera de que apareciesen los agraciados y el sorteo se hizo eterno.

Y lo peor fue al final cuando mis colegas alegres por el alcohol empezaron a animar a mi acompañante a agenciarse unas frutas talladas que formaban parte de la muestra de lo que las mujeres tai pueden hacer. No vamos a negar que al chaval no le hace falta mucho apoyo porque pa eso ye un poco a lo español. Al principio bien, que si un pomelo y nos lo comemos entre todos y tal. Pero al final acabamos saliendo de la fiesta con una sandía del tamaño de una tele. Nadie dijo nada pero cuando estábamos casi en casa (vivimos a un par de minutos caminando) apareció un camarero a decir que la devolviésemos. Y lo peor es que el camarero devolvió la sandía a su lugar ante el descojone general de mis compis, según supe luego.

Iba a contar lo de la comida jordana de este finde pero creo que será otro día.

martes, octubre 07, 2003

Los otros. 

La verdad es que lo que voy a contar a continuación es información de segunda mano. Por desgracia no estuve allí y sólo puedo tratar de reproducir lo que me describió ese saladete que me trae los schoko los fines de semana y festivos.

Había hablado de los Straßenfest en Berlín. Pues en uno de ellos que era en protesta contra algo, la guerra o algo así, uno de los grupos que tocaban se llamaban los Handycaps y cantaban:
“Alguna gente tiene Handys (teléfonos móviles en alemán)
algunos tienen caps (gorras en inglés)
pero nosotros tenemos los dos a la vez
porque somos los handycaps”

O cualquier cosa parecida. El caso es que la banda estaba formada por gente con síndrome de Down. Creo que el espectáculo no tenía desperdicio.

Eso fue hace algunas semanas. Pero ayer, el de los schoko, se encontró en la puerta de la biblioteca con una especie de camión escenario en la que toda clase de enfermos psíquicos tocaba y cantaba con instrumentos creados por ellos mismos. Creo que era esperpéntico.

Y me pregunto yo, será verdad esa premisa que dice que “igual atrae a igual”? Podemos concluir de esta historieta que “tonto atrae a tonto”? Pubritín, con lo majo que es el chico de los schoko.

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